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    Mi pareja y yo no nos entendemos

    Estar en desacuerdo con un ser querido no es necesariamente algo malo. Lo malo es cuando no se sabe cómo resolver los problemas en una relación. Los malentendidos entre usted y un ser querido pueden desencadenar las peores tensiones en su vida.

    Estos consejos pueden ayudarle a sentirse de nuevo comprendido y escuchado.

    En primer lugar, veamos por qué nos malinterpretamos tan fácilmente

    Al principio, el amor hace que sea fácil sentirse comprendido. Tenemos mucha buena voluntad y una historia menos emocional en juego. Para que podamos ser amables y abiertos. No podemos preocuparnos por cómo resolver los problemas en una relación. Toda esta buena voluntad puede hacer que los problemas de relación sean fáciles de resolver.

    El tiempo pasa. En cuanto nos familiarizamos con una persona, empezamos a confiar en el cerebro rápido y automático. Los problemas de comunicación se cuelan en todas las relaciones.

    Pero ahora, cuando intentas hablar con tu pareja, piensas cosas como esta:

    • Mi pareja no me entiende;
    • Malinterpreta todo lo que digo;
    • Mi pareja no me entiende emocionalmente;
    • No puedo hablar con él/ella de lo que siento.

    La percepción está sujeta a errores. El tono o la mirada equivocada de un marido, un novio, una novia o una esposa pueden causar indignación. Nos sentimos juzgados. Pero, ¿sabemos realmente lo que le ocurre a nuestra pareja?

    No nos detenemos a comprobarlo. Cuando nuestra relación se siente amenazada, los niveles de estrés aumentan. Entramos en pánico. Nos lanzamos a resolver los problemas. Nos olvidamos de la bondad. De repente, llevarse bien se vuelve mucho más difícil.

    ¿Cómo se resuelven los problemas en una relación?

    No confíes en el cerebro automático. Tenemos un cerebro automático. Está diseñado para ahorrar tiempo y energía.

    En un entorno familiar (como una relación), nuestro cerebro carga automáticamente los últimos recuerdos, juicios y pensamientos de la experiencia. De este modo, evitamos tener que empezar de cero para funcionar en nuestra vida diaria.

    El problema es que nuestro cerebro está programado para buscar el peligro. Para garantizar nuestra seguridad, busca primero las amenazas, o las amenazas potenciales. Por eso, el cerebro automático se interpone a menudo en los problemas de relación.

    El peligro: creer en los pensamientos negativos sin cuestionarlos

    Cuando las parejas discuten, suelen buscar explicaciones negativas al comportamiento de su pareja. Se centran en los defectos y carencias de la otra persona en la relación.

    La parte del cerebro que busca el peligro hace sonar inmediatamente la alarma. El resto del sistema nervioso tiene que lidiar con ello. Creer incuestionablemente en las "señales de peligro" puede agravar los simples pasos en falso. Cuando las parejas siguen discutiendo y juzgando, tal vez confían demasiado en estas reacciones negativas. Si empezamos a pensar que nuestra pareja es "mala", "estúpida" o una amenaza para la seguridad de nuestra relación, es difícil verle como un amigo. Empezamos a ver a nuestra pareja como un enemigo, cuando en realidad es el modelo en el que estamos atrapados.

    Olvidamos que la amabilidad y la intención de comprender pueden seguir contribuyendo a un mejor entendimiento. La amabilidad funciona para resolver los problemas, al igual que en la fase de aprendizaje de la relación. Lo más probable es que no hayamos compartido nuestro dolor de una manera que nuestra pareja pueda entender y ayudar.

    Nuestros sistemas automáticos siguen disparando señales de peligro cuando algo amenaza la relación en la que confiamos para sentirnos seguros y queridos. Las señales de peligro se apoderan de nuestra conversación.

    Un ciclo se forma sin que nos demos cuenta. La forma en que estamos bloqueados conduce a una relación en cadena que los expertos han descubierto. Una persona habla con ira, la otra se pone a la defensiva, nadie se siente escuchado y ambos comienzan a retroceder.