Cuándo no quieres tener relaciones con tu pareja
Una cosa es no poder y no querer hacerlo, y otra muy distinta es querer tener sexo, y esto se convierte en una tortura para la persona. Aquí no se trata de los problemas anteriores, sino de un problema diferente, en el que la persona tiene un deseo sexual, pero en cambio el deseo está bloqueado, como si no le interesara el asunto, como si algo le impidiera disfrutar del acto.
Tengo el deseo de tener sexo, pero cuando tengo contacto físico con un hombre, me siento incómoda y no puedo estimularme. La excitación surge cuando se piensa en tener relaciones sexuales, pero desaparece cuando ocurre en la vida real, por lo que hay que hacer todo lo posible para evitarla.
Relación cuerpo-mente
La mente no es algo separado del cuerpo, sino que es una extensión de éste. En este sentido, la parte sexual consiste en una respuesta autónoma, que hace que, por ejemplo, un hombre se sienta excitado al ver los pechos de una mujer, o que una mujer que se siente atraída por un hombre se sienta a su vez sexualmente excitada. Una actividad mental que da lugar a una reacción física, podríamos decir que positiva.
A veces esta unión de mente y cuerpo no funciona correctamente. Esto puede deberse al miedo a no estar a la altura, a problemas de pareja no resueltos, al estrés en el trabajo o a la vergüenza. Lo importante es encontrar una solución a esta situación, de lo contrario podría empeorar o incluso hacerse crónica.
Disfunción sexual
Estamos acostumbrados a relacionar la disfunción sexual con la impotencia masculina, pero la disfunción sexual también existe en las mujeres. Este trastorno suele manifestarse cuando se produce un cambio importante en nuestra vida que afecta a nuestro comportamiento sexual. No es ninguna tontería, el deseo de tener sexo, pero la incapacidad de hacerlo afecta a la calidad de nuestra vida y suele provenir de:
- El deseo sexual;
- Excitación;
- Orgasmo;
Dolor asociado al sexo
Quizás la falta de deseo sexual sea el principal problema que solemos encontrar o escuchar, pero si el deseo está ahí pero la incapacidad de realizar el acto, entonces debemos escucharnos a nosotros mismos y buscar estrategias para resolverlo.
No seáis duros con vosotros mismos. A menudo este tipo de problemas están relacionados con un trauma o una situación dolorosa que se está viviendo. Nuestro cuerpo es sabio y cuando nos contenemos y tratamos de evitar algo que nos causa tristeza, dolor o incluso estrés ante la realidad, nos avisa de que algo va mal en muchos sentidos. Uno de ellos es nuestro órgano sexual.
Técnicas
Hablar: para empezar, es importante poder decir abiertamente lo que te pasa; con tu pareja o con quien compartas relaciones, te enfrentarás a una situación que te molesta y la otra persona lo tendrá en cuenta, para no añadir presión cuando menos lo necesites. . También puedes hablar con la otra persona de las cosas que sabes que te gustan, para ver si tu cuerpo te permite seguir a partir de ahí.
Vida sana: la actividad física te mantiene en forma, mantiene tu cuerpo activo y reduce el estrés y la ansiedad que puedes soportar.
Terapia: el sexo es importante en tu vida, no es algo que elijas no hacer, es algo que no puedes hacer. Busca ayuda, habla con un terapeuta sexual e intenta afrontar lo que te ocurre. Probablemente le dará muchas recomendaciones que quizá no haya considerado y buscará la raíz del problema.
Estimúlate: conocerte es muy importante para saber qué te gusta y qué no, puedes utilizar dispositivos y lubricantes para intensificar tu excitación.
Acepta lo que te ocurre: tu cuerpo se mueve por sentimientos y emociones, al igual que nuestra respuesta sexual. Tienes que volver a conectar con él.
Cuando hay problemas de índole sexual, es el momento de hablar con un terapeuta sexual para poder resolver el problema juntos.